Los probióticos vaginales ayudan a recuperar el equilibrio natural de la flora vaginal en casos de infecciones como vaginitis o vaginosis bacteriana. Estas patologías ginecológicas son muy frecuentes. De hecho, 3 de cada 4 mujeres las experimentan en algún momento de su vida. Sin embargo, no solo son eficaces cuando hay alteraciones en la flora vaginal, sino que también pueden utilizarse como forma de prevención. En este artículo, explicaremos qué son los probióticos vaginales y en qué casos están indicados. Además, resolveremos dudas habituales como si es posible usar óvulos probióticos y mantener relaciones sexuales al mismo tiempo.
Los probióticos son microorganismos vivos que contribuyen a restaurar la flora vaginal. Esta, también conocida como microbiota vaginal, actúa como barrera natural frente a las infecciones del aparato reproductor femenino. Está formada por diferentes bacterias beneficiosas para el organismo. Entre ellas se encuentran los lactobacilos, que son las más abundantes en la vagina y se encargan de combatir la presencia de patógenos. En caso de que la microbiota no cuente con los microorganismos necesarios, el uso de probióticos ayuda a recuperarlos.
Los probióticos pueden administrarse por vía oral o vaginal. Los orales suelen ser comprimidos, mientras que los segundos son conocidos como óvulos vaginales. Estos son los más utilizados debido a que proporcionan un alivio rápido y eficaz al entrar en contacto directo con la zona afectada. Además, son muy fáciles de usar gracias a sus aplicadores. Respecto a la dosis, dependerá del tipo de infección, por lo que siempre debe consultarse con el ginecólogo. De hecho, solo son efectivos si se administran en las cantidades apropiadas y con el tipo de microorganismo del que hay una carencia.
Existen varios tipos de probióticos vaginales, entre ellos estos son los más comunes:
- Lactobacilos
- Bifidobacterias
- Saccharomyces
- Estreptococos
- Enterococos
- Escherichia
- Bacilos